ha sido un gusto hablar con mi hermanita, además porque trajo a mi vida, a esta mujer...
Hija de Louis Nicolas Le Tonnelier, barón de Breteuil, introductor de Embajadores de Luis XIV, Émilie tuvo la suerte de vivir en un medio culto: sus padres recibían a los poetas Jean-Baptiste Rousseau y Fontenelle en su salón parisino, a los que ella conoció desde su niñez. Su padre le proporcionó una educación que muy raramente se daba a las mujeres en esa época. Le enseñó latín y, asimismo, griego y alemán. Dotada para la música, aprendió a tocar el clavecín; amante de la danza y del teatro practicó, como amateur, ambas artes, e incluso llegó a experimentar con la ópera.
Presentada por su padre en la Corte a los dieciséis años, quedó seducida por los placeres que esta vida le ofrecía, cediendo a algunas extravagancias como el coleccionismo de vestidos, zapatos o joyas. A los 19 años se casó, el 12 de junio de 1725, con el marqués Florent Claude de Châtelet (o Chastellet), que tenía 30 años. Con su marido, gobernador de Semur-en-Auxois, vivió durante un tiempo en esta ciudad, donde conoció al matemático de Mezieres. Tuvo la fortuna de tener un marido que no le puso cortapisas, asumiendo sus propias limitaciones y tomando en consideración la capacidad intelectual de su mujer. El matrimonio fue más una cuestión de interés que de amor. Tuvieron tres hijos, el mayor fue Louis Marie Florent de Châtelet, pero su esposo, entregado a su carrera militar, apenas tenía contacto con su esposa.
Ëmilie fue amante del marqués de Guébriant y del mariscal Richelieu. El interés y el gusto por el estudio, que demostró precozmente, no le impidieron disfrutar de las veleidades de la Regencia.
De entre sus diferentes amantes, Voltaire fue el que más influyó en ella, animándola a estudiar física y matemáticas, para las que demostró tener gran aptitud, hasta el punto de que Voltaire la llegó a considerar superior a sí mismo por sus conocimientos. El adjetivo "científica" no existía en ese tiempo, pero lo cierto es que Émilie de Châtelet fue una de las primeras mujeres, junto con madame de Lavoisier, a las que se pudo calificar con este término.
Émilie estudió a Gottfried Leibniz y trató a personalidades como Clairault, Maupertuis, König, Daniel Bernoulli, Leonard Euler o Reaumur. Cuando Émilie emprendió la traducción de los Principia Matemática de Isaac Newton llegó, incluso, a consultar a Buffon.
Émilie conoció a Voltaire cuando éste había caído en desgracia, le acogió en su casa de Cirey-sur-Blaise, en el Alto Marne: Voltaire tenía 39 años y ella 27. Su relación amorosa duró quince años. Por indicación de Voltaire, Émilie empezó a traducir a Newton, que fue el que la hizo tomar conciencia de que podía pensar por sí misma. Habiendo tenido la suerte, rara para esa época, de haber tenido un padre que no la consideró sólo como "una hija a casar" necesaria únicamente para continuar la descendencia de una línea tuvo, asimismo, la suerte de encontrar a unos compañeros que la consideraron su igual. Voltaire la admiró siempre, alabando su inteligencia y sus cualidades, de las que ella jamás hizo ostentación.
Émilie fue criticada, igual que Voltaire, por las damas de la Corte, principalmente por Madame de Staal-de Launay, y más acerbamente por la pluma de Madame de Deffand. Su posición social la ponía a resguardo de los comentarios más ácidos, pero su espíritu, su verdadera "nobleza", la situaba muy por encima de las críticas y los celos de las brillantes epistológrafas.
Conoció en 1746 al marqués Jean-François de Saint-Lambert, poeta, del que se enamoró. Dejó a Voltaire, con el que conservó, no obstante, una amistad que duró hasta su fallecimiento, que le sobrevino tres años más tarde, tras un embarazo, a los 43 años, del que nació una hija que no la sobrevivió. Saint-Laurent y Voltaire la asistieron hasta el final.
Fue Voltaire el que se encargó de publicar la famosa traducción que su amiga había hecho de Newton y que había enviado a la biblioteca real, como si hubiera presentido su próximo final.
Élisabeth Badinter realizó un estudio profundo sobre Émilie de Châtelet en el que, a través de su personaje, pone de relieve la "ambición femenina" que se pone al descubierto durante el siglo XVIII. Según la autora, "Émilie tenía algo de viril, andrógina, motivo por el que se maquillaba y emperifollaba de manera abusiva". Pero las mujeres desde ese momento quisieron ser reconocidas, verdaderamente, por sus capacidades y aptitudes y, a partir de esa época, empezaron a adquirir una consideración distinta a la que habían sustentado hasta entonces: la de ser cortesanas convertidas en favoritas del rey.
La traducción que hiciera de los Principia, con comentarios y notas, fue largamente elogiada.
definición de wilkipedia.
sábado, 28 de noviembre de 2009
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